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Viernes 22/11/2024

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Historias con corazón

Jaime Barquero y su mujer, Isa, mijeños de adopción, relatan la lucha de su pequeño contra una cardiopatía en un libro que pretende servir de apoyo a otrospadres

 

Jaime Barquero y su mujer, Isa, mijeños de adopción, relatan la lucha de su pequeño contra una cardiopatía en un libro que pretende servir de apoyo a otros padres

Hace ya tres años que Jaime y su mujer recibieron una de las peores noticias de sus vidas. Isa se encontraba en el ecuador de su embarazo cuando una de las ecografías reveló que el corazón de su pequeño no funcionaba igual que el resto. Con un 50% de probabilidades de que su hijo no saliera adelante, según los médicos, ambos decidieron plantarle cara a la vida y luchar junto a Jaime para superar este duro bache. Hoy, el niño ya tiene dos años y, aunque con sus revisiones periódicas y a la espera de una nueva intervención, ha demostrado ser un guerrero contra todo pronóstico.
Esta, la historia de Jaime, es un ejemplo de cómo una cardiopatía congénita, por difícil que parezca, se puede superar. Y lo más esperanzador es que no se trata de un caso aislado, sino de uno de los 23 recogidos en un libro que se ha editado para apoyar a las familias cuyos hijos padecen esta patología.

 

Venciendo obstáculos
Jaime, natural de Madrid aunque con segunda residencia en En el ecuador del embarazo, recibieron la noticia de que Jaime padecía una cardiopatíaCalahonda, e Isa, granadina, llevaban cuatro años queriendo ser padres sin conseguirlo cuando decidieron recurrir a la fecundación in vitro. Para su sorpresa, pronto Isa se quedó embarazada y todo fue genial hasta que llegó el momento de la ecografía morfológica. Fue entonces cuando los médicos se dieron cuenta de que el ventrículo derecho del corazón de Jaime no tenía el tamaño adecuado para la semana de embarazo en que estaban. Finalmente, y tras varias pruebas, el diagnóstico fue de atresia tricuspídea con trasposición de grandes vasos con hipoplasia del ventrículo derecho. A partir de ahí, para Jaime e Isa comenzaron unos meses de incertidumbre, miedo, dudas y temores... pero siempre con el convencimiento de no tirar nunca la toalla. El 30 de noviembre de 2014, a las 10 de la mañana, vino al mundo Jaime y con él, un giro de 360 grados a la vida de sus padres. Tuvieron que alquilar un piso junto al hospital para poder estar en todo momento junto a su pequeño, enfrentarse a la dureza de verlo rodeado de cables, alimentándose por una sonda intragástrica... Su primera intervención, apenas 9 días después de nacer, fue todo un éxito y, tras dos meses en la UCI, por fin Jaime pudo salir del hospital. Comenzó aquí la segunda parte de esta historia, una historia que, según relatan sus padres en el libro, “deberíamos vivir día a día o, mejor dicho, minuto a minuto”. Ellos lo resumen con una frase que refleja a la perfección su viaje por la vida: “la historia se escribe latido a latido”.

 

El libro
La historia de Jaime, al igual que la de otros 23 pequeños con su misma enfermedad, aparece recogida en el libro ‘Cardiopatías congénitas: un mundo de historias’. El proyecto, emprendido por un grupo de padres de niños con esta patología, pretende, por un lado, servir de apoyo a otros padres que estén pasando por la misma situación y, por otro, apoyar diferentes iniciativas a nivel médico. No en vano, los fondos recaudados con la venta del libro se destinan a la Asociación Cardiopatías Congénitas COR Barcelona, que se dedica a apoyar proyectos tales como traslados de niños que necesitan ser operados de urgencia y carecen de recursos en sus ciudades, formación de profesionales en distintos países o alojamiento de Para Jaime e Isa, la historia de su pequeño “se escribe latido a latido”familiares de niños operados en Barcelona.

 

Jaime, un auténtico ejemplo de lucha
La llegada a casa de Jaime no fue fácil. “Nuestra casa se convirtió en un hospital de campaña y nosotros en unos improvisados enfermeros”, cuentan sus padres. Y es que el pequeño requería de innumerables cuidados y atenciones y, cuando tenía siete meses de vida, llegó el momento de enfrentarse a otro duro trance: su segunda operación. Sin embargo, según sus padres, “una vez más nuestro hijo nos dio una lección de vida y los médicos superaron todas nuestras expectativas”.
A partir de ese momento, todo fueron mejoras. Comenzó a comer, se acabaron los pinchazos y la medicación quedó reducida a media aspirina al día. Con dos años y medio, hoy Jaime es la alegría de su casa y, como dicen orgullosos sus padres, “un niño feliz, risueño y lleno de vitalidad”. Y es que, como conclusión a su relato, aseguran que “la herramienta más poderosa que tenéis sois vosotros, el amor que podéis dar a vuestro hijo”.

 

 

 

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