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Viernes 22/11/2024

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“Empecé con una máquina ‘estartalá’ grabando cine mudo y me costaba revelar cada carrete 1.500 pesetas”

Juan Gambero es un vecino de Mijas que lleva grabando por hobby imágenes del pueblo desde los años 70. Cuenta con un archivo audiovisual único, de un valor, sobre todo sentimental, incalculable

A sus casi 81 años, Juan Gambero ha sido barbero y, después relojero, de profesión. “Y lo que ha ido encartando”, reconoce este mijeño, que también ha sido cámara de vídeo como hobby. Padre de dos hijos y abuelo de cuatro niños, este vecino nació en el antiguo Ayuntamiento de Mijas, lo que hoy es la Casa Museo, ya que su padre era el alguacil, profesión a la que también se dedicó un tiempo Juan, que es una de esas personas entrañables con las que da gusto conversar. Fue uno de los primeros mijeños aficionados al cine que comenzó a grabar imágenes de su pueblo en los años 70 en adelante. Vídeos únicos con un valor, sobre todo sentimental, incalculable, y que esta semana ha querido recordar con Mijas Semanal.

“Sinceramente, creo que todo ese material forma parte del patrimonio de nuestro pueblo”, opina orgulloso su hijo, Cristóbal Gambero, quien nos recuerda lo complicado que era “entonces revelar los carretes. Había que mandarlos a Madrid y esperar un mes”, explica. “Me costaba revelar un carrete, con tan solo tres minutos de grabación, unas 1.500 pesetas. Y encima no se sabía cómo había quedado hasta que venía. En alguna ocasión solo había planos del suelo, porque me había dejado la cámara encendida sin querer”, relata como anécdota Juan, totalmente autodidacta en este terreno.

“Mi primera cámara era una máquina estartalá, que grababa cine mudo. Entonces lo llamábamos tomavistas”, cuenta Juan. Con el tiempo se compró la Súper 8 y con ella ha grabado la mayor parte de los episodios que forman parte de la vida mijeña. Ferias, fiestas típicas, las vaquillas, San Antón, Semana Santa, los Reyes Magos... “Realmente, empecé por grabar los cumpleaños de mis hijos”, dice Juan. “Y la verdad es que no todo el mundo de mi edad tiene la suerte de tener imágenes de esos años”, comenta su hijo. También Francisca Canales, mujer de Juan, valora estas películas. Ella ha servido de “modelo” en muchas ocasiones, añade entre risas. Antaño, también disfrutaban de las películas los propios vecinos, ya que Juan las proyectaba en la calle “en una pared blanca”, como si de un auténtico cine se trataba. “En aquella época muchos no tenían televisión”, comenta Cristóbal.

Una historia entrañable, la de esta familia que, gracias a la afición de Juan por la pequeña pantalla, se ha quedado guardada para siempre. E increíble también, si pensamos en lo fácil que es hoy grabar y editar cualquier escena con un simple móvil y al instante. Por cierto, que Juan ya no graba con su cámara. También se ha pasado al móvil.

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