Cámara en mano, mochila al hombro y bloc de notas en el bolsillo. Su atuendo y su fisonomía le hacen parecer un turista más perdido entre los encantos de Mijas Pueblo, pero, en realidad, José Manuel Moreno-Benítez es un observador nato en busca de mariposas nocturnas.
Tras la publicación de un libro sobre lepidópteros diurnos en la provincia, en el que recogía ocho años de estudio de campo y tres de análisis y redacción, este guía profesional de senderismo que en su tiempo libre se dedica al estudio de la distribución de diferentes grupos faunísticos, principalmente mariposas y libélulas, se adentra ahora en las especies nocturnas, los heteróceros, también conocidos como polillas o palomitas.
Moreno-Benítez comenzó en 2012 a estudiar las mariposas nocturnas
El nuevo trabajo que Moreno-Benítez y sus 90 colaboradores en la provincia tienen entre manos será si cabe mucho más laborioso. No en vano, “por cada especie de mariposa diurna hay diez nocturnas”; además, son más difíciles de estudiar porque normalmente se tienen que poner “trampas lumínicas para que sean atraídas” o bien “visitar pueblos, ciudades, o cualquier fuente de alimentación artificial que esté en el monte”, dice.
Moreno-Benítez explica que tanto las diurnas como las nocturnas no están separadas “por ninguna teoría científica”, sino que la diferenciación se hace “por comodidad”. Eso sí, tienen algunos rasgos que las caracterizan: las diurnas duermen de noche y las nocturnas de día, pero principalmente se diferencian por sus alas en reposo (las diurnas las pliegan hacia arriba y las nocturnas, las abren) y por las antenas, ya que las diurnas tienen forma de maza en los extremos y las nocturnas no, salvo la familia Zygaenidae. Además, en general, “las nocturnas suelen ser bastante más pequeñas que las diurnas”.
Este investigador por afición apunta también que existe una especie de “leyenda negra” sobre las polillas que las hacen menos atractivas a los ojos del hombre porque “todas se comen la ropa”. Lejos de eso, “el 95% de las palomitas no se alimentan de la ropa; de hecho, lo que se alimenta de la ropa son las orugas y no se ven porque son minúsculas”; además, se comen estos tejidos porque “en la naturaleza se alimentan de esas fibras vegetales”.
Las mariposas nocturnas se dividen en dos grupos, los microlepidópteros y los macrolepidópteros, aunque esta división no es tanto por el tamaño de las mariposas, sino por el que tienen sus familias, explica Moreno-Benítez, quien añade que la mariposa nocturna más grande de Europa puede llegar a medir 16 centímetros y se llama ‘El gran pavón nocturno’. Esta especie se ha visto en la serranía de Ronda y en los Montes de Málaga.
En Mijas Pueblo, hasta ahora, han detectado 240 especies nocturnas de macrolepidópteros, el 14,2% de los presentes en la España peninsular. “Todas viven en la sierra o en el campo, pero son atraídas por las luces del casco urbano”, matiza el experto, quien recordó que estos insectos tienen cuatro fases (huevo, oruga, crisálida y mariposa adulta) y se alimentan de plantas. Tras la metamorfosis, las mariposas buscan pareja para reproducirse una sola vez en su vida, estando en este estado solo unas semanas en el caso de las mariposas nocturnas, aunque su ciclo, desde el huevo, puede llegar a ser de años. Las polillas, principalmente, suelen salir de la crisálida a final de la primavera y el verano, aunque también se ven en invierno.
Su labor de datación de mariposas en los cascos urbanos es pionera en el país, según afirma. En este sentido, matizó que, además del casco urbano de Mijas, están realizando muestreos en más localidades de la provincia, donde ya han datado unas 360 especies nocturnas y un posible gran logro, ya que de entre todas las especies que ha encontrado en Mijas, una podría ser “nueva” para la ciencia ya que se está estudiando si es o no una Eilema Albicosta.
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