Silencio, recogimiento y respeto en el traslado del Nazareno y la Virgen de los Dolores desde la Iglesia de San Sebastián hasta la Parroquia de la Inmaculada. Las campanas marcaban las 7 de la tarde, se abrían las puertas y el guión bordado de Rosén abría un traslado de la imagen hecho a la vieja usanza, utilizando horquillas y correones. La cruz de la hermandad en la Sierra de Mijas, y los rostros del Dulce Nombre y la Dolorosa, de inmenso azul, en la plaza, buscando la plaza de la Constitución. El aroma de la Semana Santa tiene color de líriro, y arrastró a los vecinos y turistas por la plaza y la Cuesta de la Villa. En el aire, la melodía sacra de un cuarteto de viento. Una vez superada la Muralla, las imágenes se iban a encerrar en la Parroquia, donde serán alojadas en tronos más amplios para albergar el sentimiento, la belleza, flores y luces de la pasión en su día grande: el Jueves Santo.
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