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Viernes 19/04/2024
  • La obra de Pieter Brueghel El Viejo, ‘La torre de Babel’ (1563), ubicada en el Museo de Historia del Arte de Viena, en Austria.

Actualidad

Europa y ‘el eco’ de Schuman según Eduardo Martínez

  • El mito de Eco está también relacionado con el de Narciso, según el profesor Martínez

El poeta habla, en la cuarta parte de ‘Europa, Europae: Del mito a la utopía’, del compositor, la ninfa Eco y su relación con el continente

“Europa no se hará de golpe, ni en una construcción de conjunto, se hará por realidades concretas. Creando primero una solidaridad de hecho”. La voz de Robert Schuman en el salón del reloj del Quai d’Orsay la hermosa tarde del 9 de mayo de 1950, que nos servirá de recordatorio en nuestros fragmentos a la historia de la utopía europea, se prolonga en el eco de 71 años. ¿Se apagará? La ninfa Eco, protagonista mítica del susurro de la voz, nos puede indicar: En la mitología griega encontramos la fábula de Eco. Era una oréade, que son las ninfas que protegen y custodian los montes, las grutas y los bosques, hermosos lienzos de Bouguereau, Boichard, Georg Janny o Poynter, por citar a algunos artistas, describen a las oréades, bellas ninfas de la naturaleza. Eco fue la más famosa, por dar su nombre al horizonte de la voz, posteriormente a todo sonido, nos trasmite el “eco” de su mito.

Según Martínez, “Europa es una gran desconocida de los europeos de a pie”

Por su locuacidad e indiscreción al difundir los amoríos de Zeus, Hera la condenó a no poder hablar, solamente repetir el final de las frases que escuchaba. El mito de Eco está también relacionado con el de Narciso, que invito a los lectores a leer en las metamorfosis del poeta romano Publio Ovidio Nasón. Tal vez el nombre “metamorfosis”, transformación o cambio en la forma, del griego meta (más allá), morph (estructura o forma) y osis (condiciones), podría aplicarse al desarrollo de Europa. Pero desearíamos que no fuese la ‘Metamorfosis’ del escritor Franz Kafka en que Europa, Gregorio Samsa, se transformase en un insecto de gran tamaño, con las terribles consecuencias que implicaría en la sociedad. Nuestro gran artista Miquel Barceló ha realizado una impresionante interpretación de la obra. Personalmente preferiría la metamorfosis de la mariposa monarca.

Como constitucionalista siempre he pensado que muchas instituciones, especialmente las internacionales, sean supranacionales o intergubernamentales, aunque su estructura y funcionamiento sean deficientes, mejor es que existan. Fijémonos en la más importante: la ONU, su órgano principal es el consejo de Seguridad compuesto por quince estados de los cuales cinco tienen el derecho de veto, de modo que 193 estados miembros dependen del veto de cada estado permanente. Naturalmente es una “injusticia universal”, pero a mi entender lo mejor es que la ONU exista. Un mundo sin la ONU sería imprevisible. Ya en origen siempre he pensado que la sede de la ONU debería estar en un país neutral. Su antecesora, la Sociedad de Naciones, se ubicaba en Suiza. A mi entender su actual localización en Nueva York, rebaja su neutralidad.

Tornando a nuestra Europa, tenemos que reconocer que es una gran desconocida de los “europeos de a pie”. Se ha convertido en la Europa de la Burocracia (en castellano solo le falta una “r” para “burrocracia”) en parte convertida en una “mastodóntica” organización en la que alguna de sus instituciones (la que debería ser más democrática), el Parlamento europeo, visto por la mayoría de los europeos de “a pie” como “cementerio de elefantes” de los partidos políticos. 705 eurodiputados “cacarean” o “cloquean” en el inmenso “gallinero” auditorio del Palacio de Europa en Estrasburgo, aunque tenga otras dos sedes en Bruselas y Luxemburgo . “Gallinero itinerante” es el adjetivo más frecuente para el Parlamento Europeo que, como institución controladora, padece un gran déficit democrático. Su opacidad y falta de transparencia es manifiesta. Si se realizara una encuesta entre los casi 500 millones de europeos, sería desconsolador el número que conocen el funcionamiento de las instituciones. Incluso no distinguen entre el Parlamento europeo y la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa; el primero de una organización supranacional, y el segundo intergubernamental.

Mi comentario no es de carácter peyorativo, simplemente expresar mi humilde opinión, sin ninguna intención de diatriba, dicterio o enfrentamiento, oral o epistolar, como libertad de opinión que debe tener la ciudadanía de “a pie”, que es mayoría. Antes de finalizar el artículo, como divulgador, no como profesor, si fuera “ciudadano europeo” y español, me preguntaría qué se entiende por democracia en las siete instituciones de la Unión Europea. Hay términos acuñados de larga trayectoria, en política democracia, que naturalmente han alterado su significado con los cambios sociales. Nicolás Maquiavelo considerado padre de la Ciencia  Política moderna, acuñó los términos “estado” y “razón de estado” que denominaba “arte dello stato”. Más tarde, Jean Bodin acuñó el término “soberanía”, del latín “supra omnia”. Posteriormente el término “estado de derecho” (Rechtsstaat) debido al jurista alemán Robert von Mohl.

El problema de la democracia es que se va convirtiendo en una auténtica “partitocracia” y consiguientemente en “mezzocracia”, términos acuñados por la política italiana. Las instituciones de la Unión Europea han sufrido la invasión de la “partitocracia” que las está convirtiendo en una inmenso “sésamo”. Parece ser que el eco de la voz de Schuman se apaga, a no ser que una nueva Morgana o Luz Nocturna pronuncie las mágicas palabras de “¡ciérrate, sésamo!”. Por primera vez, una mujer ocupa la presidencia de la Comisión Europea. ¿Será Ursula von der Leyen en una nueva versión de ‘Las mil y una noches’ quien pronuncie las mágicas palabras “¡ciérrate, sésamo!”, alargando así el eco de la voz de Robert Schuman, en todo su célebre discurso, hace 70 años? No las últimas palabras que repetía la oréade ninfa Eco.

Europa existe y sus instituciones, aunque se desvirtúen, mejor es que existan porque siempre se podrán regenerar. Lo fundamental es que los casi 500 millones de europeos se europeícen, conozcan las instituciones y se culturicen en el legado de la princesa fenicia. Somos hijos de Europa y de Zeus, “enzeusiasmados”. Europa es nuestra “matria”. También opino que si la Unión Europea nació para integrarse, o se integra o se desintegra, el primer ejemplo de desintegración es el ‘brexit’ del Reino Unido, aunque nos cueste creerlo.